TESTIMONIOS

Cuando empezó a prestar atención, comenzó a ver referencias. Las personas homosexuales buscan referencias. Se lo ha oído decir a mucha gente, y a ella le pasó eso mismo. Pone un ejemplo. Pero, aun así, quería saber más, buscaba referencias.

Mantenían relación con otros grupos de Pamplona. Desde el principio realizaron actividades con miembros de Kattalingorri, de Bilgune Feminista, de Lamiak, de Subeltz, de la Asamblea Libertaria de la UPNA, de EGHAM, de Hormiga Atómica, de Eguzki Irratia, etc. En la plataforma del 28 de junio hubo dos años muy potentes, y allí conocieron a Médicos del Mundo, Sare… En Navarra, había también grupos fuera de Pamplona. En Leitza, por ejemplo, había un grupo LGTB, y acudieron como Lumatza a colaborar. Había también en Puente la Reina y en varios barrios. Se reunían con feministas. Cuando se creó el Txoko Feminista, se relacionaron con muchos grupos feministas: Andrea, Emakume Internazionalistak, de Txantrea, de Villava, de Hagin, de Bilgune Feminista… Previamente ya colaboraban con las feministas, pero la creación del Txoko Feminista en 2012 les dio la oportunidad de asociarse con más feministas.

Considera que, en ocasiones, los espacios no mixtos son necesarios para que quienes normalmente carecen de ellos tengan un espacio o una voz. Proporciona unas razones y habla de privilegio, aludiendo tanto a variables de género, como de raza e identidad sexual.

Al principio no había mucha gente trans en el movimiento de Pamplona. Estaba Iván, del grupo Ilota Ledo, y otros que aparecieron más tarde, pero no eran muchos. Por eso, ellas intentaban llenar y reivindicar la agenda de la transexualidad. Redactaron manifiestos, organizaron concentraciones, cinefórums, etc. a favor de la despatologización. Desde Lumatza consideran que la transexualidad está muy cerca de la realidad de las lesbianas. Cree que tanto las trans como las bolleras están en contra de esa dicotomía del género. Ve que la frontera entre ambas es escurridiza, porque en un momento dado cualquiera de ellas se puede identificar como trans. En su opinión, hoy en día las trans se están haciendo un lugar. Señala que en Pamplona hay un movimiento fuerte. Pero como antaño no existía, ellas intentaban llenar ese vacío.

Cita varios lemas de la plataforma del 28 de junio, como «Visibles, diversas y saludables. Gora gu eta gure gorputzak» y «Contra los recortes, tijeretas. Gure gorputzak ez dira murrizten», de los años 2011 y 2012, respectivamente. Los años posteriores no participó, pero menciona los lemas de algunas manifestaciones, como «Fuera los rosarios de nuestros ovarios», «Erasorik ez erantzunik gabe», «Estamos hasta el culo de tanto machirulo», «La familia nuclear es radiactiva», «No son recortes, son ejecuciones», «Si nos recortan a una nos recortan a todas», «También hay lesbianas detrás de las ventanas», «Placer anal contra el capital», «La Ley de Extranjería para la Reina Sofía», «Cuidado, os avisamos, somos muchas más que cuando empezamos», «Placer clitoriano contra el Vaticano», «El eje del mal es heterosexual» o heteropatriarcal o cisheteropatriarcal.

Discursivamente, se posicionaban en la izquierda para conceptualizar el sistema de opresión; también como lesbofeministas o quizá más como transfeministas, porque desarrollaban un discurso contra el binarismo de género. Se definían también como anticapitalistas. Pone unos ejemplos. Se enfocaban hacia una acción y hacia una ideología; por eso, sus propuestas siempre tenían un discurso y una práctica. Siempre se han situado en la lucha contra los privilegios, viendo quién sufre más discriminación y luchando por una sociedad que sitúa a todas las personas al mismo nivel. Por eso, el funcionamiento del grupo tenía que ser horizontal e integrador, sin dejar fuera a nadie. Pasó de ser democrático a ser asambleario, y eso supuso un gran cambio para ella. Las decisiones mayoritarias no suelen servir para todas, porque quienes están al margen se quedan siempre fuera. Y eso no ocurría solo en el plano del discurso, sino que se aplicaba también en la práctica.

Alude a los disturbios de Stonewall. El libro de Judith Butler ha sido muy importante para ellas. También destaca los encuentros de Lekaroz. Cree que muchas veces se pierden las referencias históricas. Señala que entre las lesbianas que ella conoce no hay referencias, salvo que se trate de lesbianas «intelectualizadas»; hay un gran desconocimiento. Dice que hoy en día eso sigue siendo así, y que esa historia, aun siendo necesaria, no se recoge. Tampoco se conoce la historia de las mujeres o la «Herstory»; aunque se realizan intentos una y otra vez, se acaba perdiendo. No digamos ya la historia LGTBIQ; aparte de los acontecimientos de Stonewall, apenas se sabe nada, aunque ha habido otros muchos casos. Considera que cada una ha vivido esas historias de una forma muy personal. Ella recuerda los encuentros de Lekaroz, y como ella otras muchas, pero pronostica que, dentro de unos años, caerán en el olvido. También a ella se le han olvidado algunas de las muchas cosas que ha hecho, algunas muy importantes. La historia LGTBIQ es vista como si fuera algo personal e individual, y no se le hace un sitio en la historia.

Lumatza participaba en los actos del 8 de marzo y siempre trataba de que sus reivindicaciones fueran incluidas. Uno de los objetivos de Lumatza ha sido asimismo estar presente en las luchas de las demás mujeres. Porque si un movimiento es feminista, debería ser también lesbianista. O antirracista, porque también hay lesbianas antirracistas. Es decir, para ellas era importante expresar y popularizar la existencia de esas intersecciones. Por eso, se sumaban a todos los movimientos que podían.

Ana está muy orgullosa de Lumatza. Fue un referente en muchos aspectos: el género, la presencia pública de las lesbianas, el cuerpo… Considera que uno de sus mayores logros fue el haber puesto sobre la mesa determinados debates, como el de la vertiente política del lesbianismo. Fue un momento muy político, en el que el cuerpo, el deseo, el género y la vida personal pasaron a ser cuestiones políticas y entraron a formar parte de la agenda política. También quiere destacar la colaboración con otros colectivos: antirracistas, trans, libertarios… No se trataba de un grupo de bolleras que realizaba su trabajo en solitario.

Sus adversarios eran el Opus y la Iglesia. Pero en la Plataforma del 28J se debatía el manifiesto a fondo. En la cuestión de las trans, tuvieron discusiones con el grupo Ilota Ledo, porque estas eran más esencialistas y ellas, en cambio, veían el género de una manera menos binaria. Había también discrepancias en el tema de la despatologización, porque si se despatologizaba resultaba más difícil obtener tratamiento, al no tener la consideración de enfermedad. Hoy en día se ha visto que no hay ningún problema en ese sentido, porque una cosa no tiene nada que ver con la otra. Con Médicos del Mundo discrepaban en el tema de la prostitución, porque ellos son abolicionistas. También solían tener debates en el seno de Lumatza, cosa que considera positiva.

Este mundo tiene muchos límites; todo está compartimentado: mujer, hombre… El movimiento LGTBIQ rompe con eso. La aportación más importante que realiza es que muestra al mundo esa concepción rica y plural. Lo tiene que reivindicar una y otra vez, porque se niega constantemente.